AUTOESTIMA es el aprecio que nos tenemos, cómo nos valoramos las personas a nosotras mismas. Va cambiando a lo largo de los años, influída por cómo afrontamos nuestras particulares circunstancias. También puede variar dependiendo del aspecto de nuestra vida que examinemos.
La autoestima está muy relacionada con la autoconfianza, entendiendo ésta como la seguridad que tenemos en que, con nuestras habilidades, experiencia y conocimientos, podremos resolver, más o menos satisfactoriamente, las situaciones que se nos presentan a diario o excepcionalmente en la vida. Si una persona confía en sí misma (como trabajadora, como amiga,….) su autoestima, en condiciones normales, tenderá a ser positiva.
Un primer paso para fortalecer este aprecio personal es entender que no existe UNA PERSONA IDEAL, no hay nadie perfecto. Cada cierto tiempo es aconsejable que hagamos un ejercicio de reflexión para conocer qué es lo importante en el momento presente. Porque lo que en antes nos motivó puede que haya dejado de tener valor o de ser necesario ahora, y si no nos damos cuenta, podemos obstinarnos en algo innecesariamente, sin avanzar como personas. Esto hará bajar nuestra autoestima porque no estaremos respondiendo a lo que nos pide nuestra circunstancia actual.
El siguiente paso consiste en aceptarse. Para esto podemos ayudarnos de un sencillo ejercicio: Hacer dos columnas en una hoja, poniendo en la primera nuestros “puntos fuertes” y en la otra los “puntos débiles”. La única condición es que el número de cosas positivas sea mayor que cinco y el de puntos débiles no supere a los puntos fuertes. A partir de este listado tendremos una base para elegir cuáles son los aspectos mejorables y trabajar en ellos. También obtendremos información sobre lo que no es prioritario cambiar o que, simplemente, no está en nuestras manos modificar y así los aceptaremos, sin dramas, pero con la convicción de que, por muchos años que cumplamos, siempre habrá algo en lo que podremos trabajar para mejorarlo a favor de nuestra propia vida.